Nuevos retos y oportunidades en el contexto post COVID-19
La expansión del COVID-19 ha desencadenado una repentina necesidad de aislamiento que, sin duda, marcará un antes y un después en nuestra forma de pensar y hacer negocios. También en nuestra relación con el entorno digital.
La nueva situación, con las limitaciones en la movilidad que ha conllevado, y su consecuente influencia en las relaciones interpersonales, ha extendido una creciente sensibilidad entre la población, dando lugar a nuevas necesidades aún no cubiertas. En este sentido, podemos destacar como buena parte de estas necesidades suponen un reto especialmente complicado para los responsables de la gestión del entorno urbano.
Pensemos, por ejemplo, en (1) la necesidad de reducción y optimización de los desplazamientos urbanos, (2) la necesaria reducción de las contaminaciones ambiental, lumínica y acústica, (3) la mejora en las gestión de la última milla logística en cadenas de suministro enfocadas a consumidor final, (4) la optimización de los sistemas de recogida de residuos, (5) el aumento de la calidad de los servicios asistenciales al ciudadano o (6) el necesario control poblacional vinculado a la monitorización del cumplimiento de los parámetros definidos por las administraciones públicas en la lucha contra la propagación del COVID-19.
Tal y como ya comentábamos en un artículo anterior, toda estas nuevas necesidades son, a su vez, fuente de nuevas oportunidades de negocio. En este caso, hablamos de oportunidades generadas en el entorno de las Smart Cities.
En este artículo iniciaremos una reflexión sobre la ventana de oportunidad que se abre entorno a los nuevos retos planteados a la movilidad de las Smart cities y veremos cómo las tecnologías relacionadas con el IoT pueden jugar un papel fundamental a la hora de aprovechar esas oportunidades de negocio, como la satisfacción de las necesidades que las ocasionan.

Limitaciones en los desplazamientos urbanos
Las medidas tomadas por los estados para limitar la propagación del COVID-19 se han centrado, mayoritariamente, en la movilidad de la población con el objetivo de reducir al máximo la interacción social. En este contexto, empresas e individuos se han enfrentado al reto de tratar de mantener la actividad normal en un entorno excepcional. Aquí, aparecen oportunidades relevantes relacionadas con el teletrabajo o la gestión remota de dispositivos.
En cuanto al teletrabajo, atisbamos un amplio abanico de oportunidades relacionadas con todas las aplicaciones que faciliten un trabajo colaborativo a distancia de manera fluida, productiva y segura. La nueva situación generada a raíz del COVID-19 ha puesto de manifiesto problemas graves de ciberseguridad en muchos de los sistemas y protocolos implementados por las compañías.
Recordemos que muchas de estas compañías se han visto obligadas a adoptar medidas de manera inmediata para facilitar el trabajo a distancia de sus empleados, sin la adecuada planificación previa de los recursos necesarios para que estas conexiones remotas se realicen de manera segura. En este sentido, aparecen alternativas muy interesantes relacionadas con el uso de redes virtuales privadas y conexiones VPN que permiten proteger las comunicaciones y la privacidad de los datos en todas las conexiones realizadas, por ejemplo, desde el propio hogar.
Otro ámbito de oportunidad es el relacionado con la gestión remota de equipos. En este sentido, nuestra experiencia demuestra que ha aumentado la demanda de soluciones que faciliten el acceso remoto a cualquier tipo de equipo ya desplegado y que requiera algún tipo de interacción individuo/máquina. Aquí, el reto consiste en evitar desplazamientos innecesarios cuando sea posible realizar, por ejemplo, tareas de mantenimiento a distancia.
Existe un interesante ámbito de oportunidad para aquellas empresas que sean capaces de adoptar con éxito protocolos de gestión y mantenimiento remoto de equipos, usando de manera adecuada las tecnologías y productos a disponibles a día de hoy.
Podemos decir que aquí la oportunidad para las compañías es doble. Por un lado, se les ofrece la posibilidad de mejorar su portfolio de servicios adaptándolo a esos nuevos protocolos. Por otro lado, el uso de este tipo de dispositivos les va a permitir ofrecer soluciones más competitivas en precio, al poder reducir, entre otras cosas, los costes de mantenimiento relacionados con los desplazamientos necesarios para acceder a los dispositivos desplegados en cualquier lugar del mundo.

A pesar de que el sector del transporte lleva años dedicado al desarrollo de un modelo de movilidad más respetuosa con el medio ambiente, ahora es más consciente que nunca de la necesidad de proponer alternativas que faciliten una movilidad más sostenible e inteligente. La sociedad post COVID-19 necesita de una mejora en los sistemas de movilidad públicos y privados, así como en la oferta de nuevos servicios de transporte.
Si bien la tendencia del sector transporte ya está orientada a la incorporación de vehículos conectados, autónomos, compartidos y/o eléctricos, en la sociedad post COVID-19 es previsible que la adopción de esas alternativas al vehículo tradicional se aceleren.
Ahora bien, la adopción de nuevas formas de movilidad más sostenibles implicará un proceso de transformación digital de las infraestructuras urbanas. Es aquí donde vislumbramos un enorme ámbito de oportunidad para las tecnologías IoT. En concreto, para todas aquellas que faciliten el desarrollo de soluciones para:
- La gestión inteligente y remota de sistemas de recarga eléctrica.
- Larecogida, gestión y procesamiento de la información del entorno, en relación a variables como las condiciones meteorológicas, la situación del tráfico o el estado de las infraestructuras urbanas.
- La recogida, gestión y procesamiento de los datos generados en el propio vehículo con el objeto de optimizar, por ejemplo, el consumo energético o el tiempo dedicado a los desplazamientos en función de la situación del tráfico o las infraestructuras.
- Lacaptación y procesamiento de datos en relación con infraestructuras urbanas críticas que faciliten su gestión inteligente mediante la adopción de protocolos de mantenimiento preventivo (e incluso predictivo).
- Laincorporación de mecanismos de comunicación bidireccional entre vehículos, personas, administraciones e infraestructuras.
- La implementación de sistemas de señalización inteligentes que faciliten la óptima gestión de la movilidad: carriles disponibles, límites de velocidad, cambios en el sentido de las vías, distancias de seguridad entre vehículos, etc.
El uso de las nuevas tecnologías debe permitir mejorar la experiencia de usuarios y consumidores mediante la integración de servicios al conductor o el desarrollo de nuevos medios de transporte conectados. Ejemplo de ello lo encontramos en la implementación en el uso de drones o robots colaborativos como alternativa al coche eléctrico. Su desarrollo podría aportar a nuestras ciudades toda una flota de nuevos vehículos más rentables, eficientes y sostenibles que los automóviles actuales.

En cualquier caso, parece obvio que la situación generada por la crisis del Coronavirus no es tan solo una fuente de amenazas para nuestro tejido empresarial. También existen amplios espacios de oportunidad. Aquí hemos analizado algunos delos que plantea el ámbito de las Smart Cities y los nuevos retos a la movilidad.
En próximos artículos seguiremos reflexionando sobre más oportunidades que se abren en relación con algunas de las necesidades actuales ya mencionadas: gestión de la última milla logísticas, optimización en los sistemas de recogida de residuos, mejora en la calidad de los servicios asistenciales al ciudadano o el control poblacional vinculado a la monitorización del cumplimiento de los parámetros definidos por las administraciones públicas en la lucha contra la propagación del COVID-19.